Rediseñar una web no es solo una cuestión de estética. Cambiar los colores, modernizar la tipografía o hacerla responsive es importante, pero no garantiza que la web funcione mejor. Muchas organizaciones invierten tiempo y recursos en rediseños visuales… y luego descubren que los resultados no cambian.
¿Dónde está el problema? En que una web no solo se ve: se usa, se recorre, se entiende y se conecta con objetivos reales. Y si no se tiene eso en cuenta desde el principio, todo rediseño corre el riesgo de quedarse en una capa superficial.
¿Qué es una web vacía?
Cuando hablamos de “webs vacías”, no nos referimos a sitios sin contenido. Nos referimos a sitios que, pese a tener apariencia moderna, carecen de estrategia, jerarquía y propósito. Sitios que no guían, no responden preguntas clave y no invitan a la acción.
Ejemplos comunes:
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Menús extensos sin lógica.
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Secciones que repiten lo mismo con otras palabras.
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Páginas con textos vagos o genéricos.
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Formas de contacto escondidas o incompletas.
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Ausencia de indicadores de confianza o diferenciación.
En resumen, una web que no dice nada aunque parezca que lo dice todo.
Lo visual no salva lo funcional
En Iberpixel hemos acompañado a organizaciones que, después de rediseñar su web con una agencia de diseño, venían frustradas: “se ve bonita, pero no funciona”.
¿Por qué? Porque el rediseño fue solo visual. No se revisaron los flujos de navegación, ni los contenidos, ni los objetivos del sitio. Nadie se preguntó: ¿para qué existe esta web? ¿A quién se dirige? ¿Qué queremos que haga el usuario?
Una web puede ser estéticamente impecable… y no generar ni una sola conversión. Estos son algunos casos que han llegado a nosotros buscando ayuda:
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Una fundación que renovó su web pero perdió el 60 % del tráfico porque se eliminaron páginas clave sin redirecciones.
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Un ecommerce que invirtió en un nuevo diseño sin revisar los filtros de producto ni el buscador interno. Resultado: más abandonos que antes.
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Una escuela que estrenó web con muchas imágenes, pero sin formularios claros de inscripción ni llamada a la acción en la home.
El problema no fue la estética. Fue la falta de estrategia digital detrás del rediseño.
Cómo repensar una web desde lo que realmente importa
Un rediseño web debe comenzar por revisar el propósito y los objetivos concretos del sitio. Solo así se puede construir una estructura funcional. Algunas claves:
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Arquitectura clara: menos clics, más sentido.
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Jerarquía visual: qué ve primero el usuario y por qué.
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Contenidos útiles: redactados para responder, no para decorar.
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Flujos de navegación medidos: orientar al usuario hacia lo que necesita.
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Integración con la actividad real: newsletters, formularios, soporte, contacto, datos.
Una buena web no solo se mide por lo bien que luce, sino por lo bien que funciona para los que la usan.
En Iberpixel creemos que una web debe ser una herramienta viva, útil y alineada con los objetivos de cada organización. Rediseñar puede ser el comienzo de algo mejor… si se hace con propósito, estrategia y visión a largo plazo.
Si tu web ya se ve bonita pero no está cumpliendo su función, tal vez el problema no esté en lo que se ve, sino en lo que no se pensó.